"Testigos invisibles para un sueño,
hicimos la promesa
de regresar al cabo de los años.
Parecías entonces
eterna y escogida,
como cualquier destino inevitable,
y apuntabas el número de nuestra habitación.
Ahora,
cuando pido la llave de la mía
y el alga de la luz en el vestíbulo
es lluvia rencorosa,
vivo confusamente el desembarco
de la melancolía,
mitad por ti, mitad porque es el tiempo
agua que nos fabrica y nos deshace."
(Luis García Montero)
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